Knitted swatch

Swatching is something that I usually skip (pretty bad, I know).  But I tend to be impatient and just dive into a project and adjust as I go (partly because when I do swatch I can never EVER get the right gauge).  Yet, here I am, swatching away and –dare I say it– enjoying it quite a bit.

It seems that my mind goes a hundred miles a minute these days, bursting with ideas about things I want to knit or crochet:  a little boy's spring jacket, a pair of lacy socks (yes, I know I said I don't really knit socks, but now I have to), a dainty cropped cardigan for me…  And of course I can't keep up with myself and nothing really gets done.

Except that I'm swatching.  Trying to figure out what would be best for that beautiful yarn, narrowing my options… and just loving how the different patterns come out of the needles almost as if by magic.  So there you go, I may be a convert.

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Antes de tejer un jersey u otra pieza en la que la talla sea importante (en una bufanda, por ejemplo, da igual) se debe tejer una muestra y medir cuántos puntos y vueltas entran en 10cm.  Yo no lo hago nunca, siempre tengo prisa por empezar y me lanzo a tejer (tampoco ayuda que cuando he hecho alguna muestra JAMÁS me ha salido del tamaño que pide el patrón, por más que cambie de agujas).  Luego voy trampeando a medio camino, cambiando disminuciones o aumentos aquí y allá (o mejor aún, tejo cosas para bebés que si no les sirven ahora ya les cabrán después).

Y el caso es que aquí estoy, venga a probar distintos puntos con la lana nueva.  Y casi que como siga así voy a tejer el ovillo entero haciendo muestras.  Cómo sigo sin decidirme por ningún patrón, me he puesto a probar todos los puntos que me gustan, a ver cuál queda mejor.  Y ya digo que no puedo parar, me encanta ver cómo van quedando.  Algunos me gustan y otros no, unos son fáciles y otros llevan demasiado tiempo, pero podría seguir y seguir…